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31 enero 2017

Cuando las series de televisión (y películas) muestran una 'realidad' que se puede solucionar

A mi marido y a mí nos encanta la serie Big Bang Theory. Es una serie que nos ayuda a desconectar un poco del día a día, y se podría decir que es nuestro momento de disfrutar la tele sin los niños detrás, o simplemente sin estar viendo dibujos animados.

Hace unas cuantas semanas mostraron el capítulo en el que Bernadette, madre primeriza, pierde los nervios porque su bebé no deja de llorar, no la puede calmar, no puede dormir por la noche... Cuando veo estos capítulos así, aunque sé que son comedia, me toca algo en mi interior, así, como algo que me chirría y que me molesta, un poquito solo.

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Creo que es el hecho de mostrar exageradamente a una madre desesperada, desorientada, agotada... pero sin ofrecer soluciones reales. Seguramente todas las madres primerizas hemos pasado por esas etapas, pero las hemos logrado superar. Incluso en un momento del capítulo, Sheldon comenta  que quizá Bernadette está pasando por Depresión Post Parto, que es algo real y de lo que se habla poco.

En un capítulo en el que están intentando que la niña duerma, al final encuentran una solución: Bernadette se mete en la cuna con ella, y así se duerme y deja de llorar. ¡Claro! ¡Co - le - cho!

Si Bernadette fuera mi amiga, me preocuparía por ella, sobretodo que no llegara al extremo de tener DPP. Si me permitiera darle algunos consejos, le diría lo siguiente:
  • No va a llorar así eternamente. Tienes que comprender que ha pasado de estar tranquilita y protegida en tu barriguita, y ahora está indefensa en un mundo desconocido. Su madre, que eres tú, eres lo único que le recuerda a aquel momento inicial de su vida, donde estaba tranquila. Son tu voz y tus latidos lo único que oía, y es lo que le puede seguir dando esa tranquilidad y seguridad. Utiliza un portabebés para que siga pegada a ti, y para que tú puedas hacer más cosas en tu día a día. En ocasiones, a los siguientes tres meses al nacimiento se les llama el cuarto trimestre (como continuación al embarazo) porque el bebé todavía es pequeño. Esta etapa pasará y podrás estar más tranquila.
  • Para poder descansar por la noche, lo mejor es que el bebé duerma contigo. Está demostrado que cuando los padres y los hijos duermen juntos, duermen mejor. Generalmente hasta los 6 años, los niños no duermen bien solos y necesitan a alguien para tener más seguridad. En lugar de meterte en la cuna con la bebé, que estaréis bastante incómodos, mételo en la cama con vosotros. Verás como la cosa mejora.
  • Hay etapas en la que los bebés lloran bastante, y hay veces que aunque hagamos todo lo que se nos ocurra, no dejan de llorar. Recurriría a usar algunos aceites esenciales, como la lavanda, para tranquilizar al bebé, el hinojo, por si tiene gases, la camomila romana (que es un aceite estrella con los bebés)... Los puedes poner en un difusor por la noche para relajar el ambiente y así descansar mejor.
  • Sigue dando el pecho a demanda. Eso será esencial para evitar problemas, como gases indeseados, y también para tranquilizar al bebé, El pecho es lo mejor que le podemos dar, aporta todo el alimento que necesita, y tendrá ese contacto con tu piel, tu voz, tu corazón y tu olor que le darán tranquilidad.
  • Sal de vez en cuando de casa a pasear un rato. Aunque sea difícil, hazlo. En ocasiones, con mi primera hija, tardaba en salir una hora desde que empezaba a prepararme, pero merece la pena. Si, además, te puedes ir un rato a pasear mientras el bebé está durmiendo, o alquien lo cuida, también será bueno. Tendrás un momento para ti, en el que desconectarás de las responsabilidades diarias y volverás con más energía.
 Aquí también puse algunas ideas que a mí me hubiera gustado saber tras mi primer parto, con mi primera hija. Más o menos es lo que acabo de detallar, pero añadiendo cosas sobre el parto.

Pero, sobretodo y ante todo, le díría que haber decidido tener un hijo es una de las mejores decisiones que ha podido tomar en su vida, que no sea muy dura consigo misma, que tenga paciencia, y que todo pasará más rápido de lo que ella espera.

Y vosotros, ¿qué consejos le darías a Bernadette?

01 junio 2015

Mi visita con la matrona

¡¡¡Pero si hace más de un año que has dado a luz!!!

Bueno, sí, ya lo sé, pero es que ya llegaba el momento de ir, ¿no?

Resulta que en Almería hay un centro de matronas, N&M Centro Maternal, que antes estaba algo alejado de mi zona, y hace poco lo han puesto muy cerquita de mi casa, así que ya no tenía escusa. Además, estaba bastante preocupada por el estado de mi suelo pélvico y de saber si tenía diástasis o no, así que de una vez por todas llegó el momento de ir a la consulta de la matrona. Más vale tarde que nunca, ¿verdad?

Fue una visita muy profesional. Aunque E estaba conmigo, yendo de un lado a otro, agarrando todo lo que la matrona tenía en la mesa, bajándose de mis brazos y queriendo observar y tocar aún más cosas, la matrona se explicó muy bien y pudo atender todas mis preguntas. También me explicó los ejercicios que tenía que hacer tanto para fortalecer mi suelo pélvico como para trabajar la diástasis.

Como era de esperar, el suelo pélvico lo tengo algo débil, pero no tengo diástasis. Así que desde que fui a ver a la matrona, estoy todos los días haciendo ejercicios Kegel para fortalecerme. Lo mejor es que dentro de unos meses podré ir para que me haga un seguimiento y ver si he mejorado.

Creo que muchas veces las mujeres no nos damos cuenta de la importancia de cuidarnos con vista al futuro. La matrona me enseñó lo que podía pasar si no se ejercitaba el suelo pélvico. A corto plazo los daños no parecen muy evidentes, pero a largo plazo, nos podemos lamentar. Cosas como la incontinencia urinaria y prolapsos se pueden evitar si se toman precauciones con tiempo.

Sé que en internet se pueden encontrar multitud de información sobre ejercicios Kegel y fortalecimiento del suelo pélvico, pero para mí era importante ser orientada por un profesional y, lo más importante, tener un seguimiento.

10 abril 2014

Mi segundo parto


Me he dado cuenta de que no compartí nada de mi primer parto, y es que fue muy inesperado (ejem... provocado) y tampoco es que fuera un parto ideal para mí. De todas formas, son cosas que considero algo privadas y especiales.

No obstante, he de decir que sí tengo deseos de compartir mi segundo parto, ya que fue sin epidural. El motivo es básico: durante el parto, el recordar haber leído partos de otras mamás me dio ánimo y fuerzas para el mío. Así que quiero poner mi granito de arena para aquellas mamás que quieran leer cómo fue mi experiencia en este parto.

Tampoco me extenderé mucho...

Resulta que por la noche (dos y media de la mañana), me levanto para ir al baño, y siento cómo cae líquido aminótico. ¡Qué susto me pegué! yo creía que estaba perdiendo líquido, así que empecé a preocuarme un montón pensando que tendrían que provocármelo, como el primero. Avisé a mi marido y él se fue a buscar a mi suegra para que se quedara con L.

Al llegar a urgencias, yo seguía preocupada, diciéndole a mi marido "si me hacen una cesárea, tú haz el contacto piel con piel, ¿eh?" Vamos, poniéndome en lo peor.

Cuando me vio la ginecóloga, su expresión fue lo mejor que oí en mucho tiempo en un hospital "¡Esto tiene buena pinta!" resulta que estaba de 4 ó 5 centímetros. ¿¿¿Qué??? No me lo podía creer. La verdad es que no había sentido ninguna contracción, pero a partir de ese momento empecé a sentir como una presión, pero sin dolor.

Me subieron directamente a la zona de dilatación, donde la presión que sentía (las contracciones) era cada vez más intensa, pero todavía sin dolor fuerte. Durante el camino no hacía más que pensar si me pondría la epidural o no. Con L, al ser un parto provocado, las contracciones me dolían tanto y durante tanto tiempo (contracciones intentas y casi todo el día) que cuando me preguntaron si quería la epidural dije que sí. Fue una decisión que considero buena, puesto que pude descansar para tener fuerzas para empujar en el expulsivo.

Pero con este niño, no sabía qué hacer. La matrona me preguntó si quería epidural, y le dije que no sabía, puesto que al no sentir tanto las contracciones, pensé que podría hacerlo sin epidural. Ella me dijo que no pasaba nada, que teníamos tiempo porque me tenía que poner dos sueros antes de la epidural.

Pero... ¡Ay Irene! ¡Qué poco sabías! Las contracciones empezaron a cambiar de la presión al dolor. Sí, dolor de verdad. Tanto que hasta me quejaba. Cuando llegó la ginecóloga, en una de las veces que me quejé, pedí perdón, y ella, más buena que el pan, me preguntó que por qué pedía perdón. Yo le dije que porque me daba mucha vergüenza quejarme, y ella me dijo que no me preocupara, que es normal que me quejara.

La ginecóloga preguntó que si quería epidural, y la matrona le dijo que aún no lo sabía. Entonces, tras mirarme, se dirigió a la matrona y dijo "No llames arriba, que está de 8 y ya no da tiempo".

¡Bueno! Ya no tenía que tomar la decisión. ¡Sin epidural se ha dicho!

Estando todavía en la cama y en la habitación de dilatación, me dijeron que empujara si tenía ganas, y la verdad es que sí las tenía. Os diré que es interesante esa sensación. Tienes ganas de empujar, pero a la vez te duele si lo haces, y si no lo haces también duele, así que es mejor ser valiente y empujar.

Entonces fueron a buscar corriendo a mi marido, a quien le recibieron mis gritos de dolor. Sí, sí, me daba vergüenza, pero es que dolían esas contracciones. Al llegar me encontró de pie, porque dijeron que iríamos al paritorio andando, para que terminara de colocarse. Yo creo que si en esos momentos me enseñaran un vídeo, tendría una cara de susto inmensa. Estaba asustada porque no sabía si podría hacerlo sin epidural, pero ahí fue cuando recordé a otras mamás contando sus partos sin epidural, y pensé que sí iba a poder, que el cuerpo está preparado para eso y sería capaz. Sabía que me costaría, pero tenía que hacerlo.

Me colocaron en el potro. Pensé en decir que si podía estar sentada en la silla que tienen especial, o en otra postura, pero como os digo, estaba tan asustada que no me atreví a decir nada. Además, al ser todo tan rápido no me dio tiempo de pensar mucho. Allí la matrona me expicó que empujara sin gritar, y la ginecóloga me dijo unas palabras que me encantaron, que lo íbamos a hacer juntas, que no me quería dar puntos, y que hiciera lo que me decía (o empujar o respirar). Me dieron tranquilidad y seguridad de que estaba en buenas manos.

Así que llegó el momento de empujar. ¡Puf! Fue difícil, y lo voy a decir otra vez, dolía. Especialmente cuando el peque se quedó con la cabeza en la mitad. Ahí las palabras de la matrona fueron las que me calmaron. En uno de los momentos, al empujar, pensé que a la ginecóloga se le había olvidado decirme que respirara, porque me estaba cansando de empujar. Pero entonces fueron las palabras de mi marido las que me dieron la fuerza que necesitaba "¡Ya no queda nada! ¡Ánimo!". No sé de dónde saqué la fuerza, pero fue en ese momento cuando, al seguir empujando, salió la cabeza y de ahí, me dijeron que siguiera empujando, así que cogí más aire rápidamente y seguí empujando, sintiendo cómo salía. Al salir, me lo pusieron en el pecho para hacer la piel con piel, pero luego se lo llevaron para pesarle, medirle, etc, etc.

Al dármelo de nuevo, el niño estaba buscando el pecho, así que me lo puse ahí mismo, y minutos más tarde, en la sala de postparto, se agarró. Fue una sensación maravillosa (con la niña fue más complicado el agarre).

Me dieron dos puntos (por culpa de la episonomía del primer parto). La verdad es que tras el parto me sentí vigorizada, feliz, con energía... Fue increíble lo bien que estaba comparado con el primer parto.

Cuando me preguntan que cómo fue, mi primera respuesta es "¡Muy bien!" y luego recuerdo que fue sin epidural, que dolió, pero al final, la recompensa fue una mejor recuperación y una sensación de fortaleza y capacidad increíbles. Digo esto porque fue algo que creía que no iba a poder hacer, y al final pude. Y aunque tenía mucho miedo al principio, el haber sido capaz de hacerlo y superar mi miedo me dio fortaleza y confianza.

Es verdad que cada parto es un diferente. Yo estoy agradecia por la experiencia que tuve con L y por la experiencia que he tenido al dar a luz a E. También estoy contenta por tener a estas dos preciosidades en mi vida.



Si habéis llegado al final de la entrada ¡Felicidades! ¡Al final me ha quedado larga! ¿Qué experiencia habéis tenido vosotras en vuestros partos?


01 marzo 2014

37 semanas... ains...

El otro día le dije a mi padre que me estaba convirtiendo en una embarazada muy quejica... jis jis jis... Y en realidad no es que me queje, sino que expongo en voz alta una realidad: no me puedo mover bien, ni sentar, ni poner las zapatillas, ni quitármelas, ni entro casi en los pantalones vaqueros (solucionado tras comprarme unos leggins), el niño no para de moverse y buscar posiciones muy cómodas para él e incómodas para mí, me veo ya todo muy grande, me he quitado los anillos de las manos, los pies los tengo hinchados y a todo esto le añado a la peque L de 3 años que quiere seguir jugando conmigo como antes.

No recuerdo así el final del embarazo de L, pero seguro que sí recordaré el final de este embarazo. De todas formas, estoy agradecida de que voy a tener la oportunidad de tener un miembro más en la familia, de aprender con él y de él; de aprender también de L y de las cosas que diga y haga... El otro día en el Lidl, L dijo, señalando unos calcetines: "¡para E!" ¡Qué tiernaaaaa!

Salgo de cuentas en un mesecillo más o menos. En realidad estoy ya de 37 semanas, así que en realidad es menos de un mes. Estoy emocionada y a la vez trato de no pensar en lo que se vendrá. Reconozco que la naturaleza es sabia, porque llegados a este punto tienes más ganas de aliviarte de tanta molestia física que no te importa pasar por el parto.

Tengo que hacer una lista de lo que voy a llevar al hospital, porque todavía no tengo la bolsa hecha. Creo que de este fin de semana ya no debe pasar.

Como parte de la bolsa, ya tengo los aceites esenciales de Lavanda y de Naranja Silvestre. Me queda pedir para el mes que viene Hinojo, porque ayuda a favorecer la leche. Y Melaleuca, ¡que de ese me queda poquito!

04 enero 2013

Hace dos años

Cuando yo nací, recuerdo que mi madre me contaba algunas anécdotas de aquél día... ¡Y yo estoy haciendo lo mismo! No de mi nacimiento, sino del de mi hija.

Hace dos años, la pequeña estaba a mi lado. Acababa de llegar a este mundo difícil, pero esperanzador. Siempre recordaré lo primero que pensé cuando me la dieron para ponérmela piel con piel en la sala de parto "¿A qué mundo te he traído?", pero inmediatamente respondí "No te preocupes, intentaré enseñarte todo lo que pueda para que te vaya bien en este mundo".

Ella, con sus ojitos grandes me miraba. Estaba agotada la pobre, y yo también. Mi marido, a mi lado, estaba emocionado. Fue un gran momento cuando nos pasaron a la habitación de postparto, ya nunca seríamos dos en nuestra familia.

Estoy muy agradecida por cómo fue en el hospital. Cierto es que algunas cosas las habría hecho diferentes ahora, pero en aquél momento todo fue muy bien. El personal se portó muy bien y la niña nación sana y con energía.

Para mi peque: gracias por estar aquí, gracias por sonreír y hacerme reír. You are the best!


23 mayo 2012

Lo que me hubiera gustado saber cuando me quedé embarazada

Rebe, de Disfrutando juntos, nos ha pedido ayuda. Ella va a unas charlas para futuras mamás en un centro de salud, y le gustaría que le contemos nuestra experiencia. Nos pregunta qué cosas nos hubiera gustado que nos dijeran cuando estábamos embarazadas, cosas que nos habrían servido para después.

Así que me he puesto a pensar, y he creído conveniente hacer una entrada sobre el tema.

Aquí va la lista de cosas:
  1. Cuando hagas el contacto piel con piel, anímale a que vaya al pecho. Tardará un poco, pero cuando lo logre será genial.  
  2. El bebé cogerá el pecho tarde o temprano, no desesperes que lo logrará. Perderá un poco de peso los primeros días, pero insiste que al final lo cogerá y agradecerás ese sacrifico el resto de tus días dando el pecho.
  3. En el hospital, te recomiendo que no lo pogas en la cunita del hospital, sobretodo por la noche, ponlo en la cama contigo y ambos dormiréis mejor. Yo no lo hice, y me tiré toda la noche cogiendo a L de la cuna, poniéndola al pecho (que no se agarraba) y cuando parecía que se calmaba, la dejaba en la cuna, y a la media hora, otra vez a empezar. Lo mejor es que directamente duermas con el bebé. Ha sufrido mucho y necesita seguir cerquita de su madre.
  4. Si te animas, y tu marido quiere, duerme también con el bebé en casa, bajo unas medidas de seguridad. Os ayudará a los tres a dormir mejor, y os ayudará para cuando el bebé sea más grande.
  5. Utiliza un portabebés. Si eres madre primeriza, de todas formas lo vas a llevar mucho en brazos, así que con el portabebés estarás más cómoda y podrás hacer más cosas. Si es el segundo o tercero, el portabebés te ayudará a atender al resto de niños sin dejar de dar los cuidados necesarios al menor.
  6. NO le des fruta a los 4 meses. Aguanta dándo sólo el pecho hasta los 6 meses. No necesitan fruta tan temprano. Yo no le di fruta, pero el pediatra me lo recomendó por si quería. Yo decidí no hacerlo, y me fue bastante bien.
  7. Haz gimnasia perineal para evitar que te hagan una episonomía. A mí me la hicieron, y la recuperación es durilla.
Creo que por ahora no tengo más que añadir, aunque dejo la lista abierta por si acaso después se me ocurren más cosas.

Os invito a pasar por el blog de Rebe y aportar vuestro granito de arena. 

08 noviembre 2011

Cada parto es un mundo

Parece que de vez en cuando a las mamás nos gusta recordar nuestros partos. ¿No os ha pasado que estáis con vuestras amigas y empezáis a compartir vuestras experiencias? "Pues a mí no me pusieron epidural" "Yo lo pasé fatal hasta que dilaté los 10 cm" "Yo dilaté enseguida" "¡Qué difícil empujar!"...

Hace unos días hablé con una amiga mía que acaba de tener su primer hijo. Recuerdo cuando tuve a L. que me llamó y le relaté mi experiencia. Bueno, ahora tuve la suerte de poder escuchar cómo ella compartía la suya. Digo suerte porque realmente es una suerte ser su amiga y que quiera contarme cómo le fue.

Resumiendo: lo pasó fatal. Me dio mucha pena todo lo que me contó. Creo que hay cosas que quizá se podrían haber evitado y tanto ella como el bebé habrían sufrido menos. No voy a describirlas aquí porque no me corresponde, evidentemente, pero sólo decir que no fue para nada como ella lo había imaginado ni querido. La parte positiva es lo que me dijo al final, que ahora tiene a su niño con ella y lo está disfrutando muchísimo.

Eso me hizo pensar en mis próximos partos. A ver... ¡Todavía no estoy pensando en tener el siguiente! Pero siempre que hablas con alguien sobre los partos, te das cuenta de que cada uno es diferente y que puede que el próximo parto no sea tan bueno como el primero que tuve. Aunque también puede ser mejor. Eso no se sabe.

Hay algunas cosas de mi parto que no fueron como yo lo esperaba, pero sí otras que voy a compartir (lo negativo me lo quedo para mí):

  • Al nacer, me pusieron a L. en contacto piel con piel en mi pecho y ahí se quedó durante las siguientes 3 horas después del parto.
  • Yo decidí darle el pecho y ningún sanitario insistió en que le diera biberón ni chupete. 
  • Tuve a mi marido todo el momento conmigo.
  • La enfermera, auxiliar, matrona y ginecóloga fueron lo mejor de lo mejor. Me dieron muchísimos ánimos y me trataron con mucho respeto.
También he de decir que tras el primer parto pensé en cosas que yo podría mejorar para el próximo, aunque como comenté, no sé si será como el primero. Pero ya teniendo alguna experiencia, las cosas se ven de diferente manera.


16 noviembre 2010

Tres respiraciones para el parto

Hoy voy compartir con vosotros una de las cosas que aprendí en la clase de educación maternal de hace un par de semanas pasada.

La matrona nos contó que hay una respiración que se usa entre contracciones, otra para las contracciones fuertes y otra para las contracciones no tan fuertes. También las practicamos y dijo que es muy importante "hacer los deberes" antes del parto, porque realmente ayuda a dilatar mejor y se pasa mucho mejor las horas de dilatación.

La primera respiración, para usarla entre las contracciones, es una respiración profunda: cogemos aire por la nariz y expulsarlo por la boca.

La respiración para las contracciones no muy fuertes se hace cogiendo aire por la nariz y expulsándolo también por la nariz.

La última respiración que nos enseñó fue para las contracciones más fuertes. Dijo que hay que coger aire por la boca y expulsarla por la boca. En esta respiración nos dijo que la boca se suele secar, así que podemos comentarlo y en el hospital o nos darán agua, nos mojarán la boca con una gasa...

Todas las respiraciones las practicamos a ritmo muy lento, ya que nos dijo que cuando estemos en el parto cada una usará la respiración que mejor le funcione y al ritmo que ella crea conveniente. Por eso dijo que es importante practicar en casa, ya que cuando estemos en el hospital podremos elegir mejor un tipo de respiración u otra.

Creo que aún nos va a enseñar más tipos de respiraciones, pero por ahora éstas son las tres que estoy practicando esta semana.