Algo que me llamó mucho la atención fue cuando se mencionaron las premisas sobre la agresividad. La primera es que la agresividad es algo innato. Me explico. Si tenemos en cuenta al ser humano como una especie que se ha adaptado al medio en el que vive, ser agresivo ha hecho que se enfrentase a peligros y le ha protegido de otros. La segunda premisa es que la agresividad se regula gracias a la cultura. Unas generaciones han enseñado a otras controlar esa agresividad.
Entonces llegamos a lo que se denomina la Teoría de la madurez Bio-Social de la agresión (Nagin y Tremblay, 1999; Tremblay, 2002). El bebé o niño al crecer, tiene más fuerza, está teniendo más autonomía física y empieza a tener mayor independencia social. Esto hace que se enfrente a nuevas experiencias y que su primer recurso llegue a ser la agresión cuando tiene experiencias negativas.
Cuando leí esto me acordé de un día que estábamos en el parque y L estaba jugando con un niño que tiene unos meses menos que ella (L. tiene casi dos años y medio). Cuando había algo que al niño no le gustaba (o simplemente no pasaba nada), quería pegar a L. Luego llegó otro niño, y pasó lo mismo. Los padres les enseñaron a estos niños que no debían pegar, que estaba mal.
Esto es un ejemplo de cómo los padres podemos enseñar a nuestros hijos diferentes estrategias para enfrentar conflictos sin utilizar la violencia. Conforme nuestros hijos vayan creciendo, será más fácil explicarles por qué está mal la violencia y cómo es mejor solucionar los problemas.
Me gustaría terminar con una cita de Nelson Mandela que viene en mi libro de Psicología Social,:
"La violencia es un legado que se reproduce a sí mismo a medida que las nuevas generaciones aprenden de la violencia de las anteriores, las víctimas aprenden de sus agresores y se permite que perduren las condiciones sociales que favorecen la violencia" (Mandela, 2002, p.7. Informe mundial sobre la Violencia y la Salud)
Recursos:
Gaviria , E., Cuadrado , I., López Sáez, M. (Coord.), 2009. Introducción a la Psicología Social. Madrid: Editorial Sanz y Torres.
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