¿Qué padre, hoy por hoy, no se preocupa por el futuro de la educación de nuestros hijos? Creo que todos se preocupan. También nos preguntamos cómo estará el sistema educativo español dentro de diez años, cinco años, un año...
Cuando vemos las noticias, las manifestaciones, las huelgas, y en general, cómo va todo, no puedo evitar pensar qué clase de futuro tendrá L. Queremos que tenga muy buena educación y esté preparada para el futuro. Queremos que vaya a un colegio bilingüe donde, además del inglés, pueda estudiar otro idioma (ya sabéis que hemos decidido hablar en inglés a L.). Queremos que aprenda habilidades que la ayuden en el futuro y que esté preparada para un mundo muy competitivo...
Pero, ¿qué será de ese ideal de enseñanza que queremos que tenga? Los seguidores antiguos del blog veréis que en varias ocasiones he hablado de la opción de educar en casa o homeschooling, pero hoy por hoy no veo que sea una opción para nosotros (aunque respeto a las familias que deciden hacerlo).
Entonces, reitero, ¿qué será del futuro educativo de L.? ¿Qué será el futuro educativo de nuestros futuros hijos? ¿Qué ES del PRESENTE educativo de los niños?
Muchas veces pienso en las palabras de Russell M. Nelson: "siempre se requiere energía para que dé empuje sobre las fuerzas contrarias. Estas mismas leyes se aplican a nuestra propia vida. Siempre que se emprende alguna tarea, son esenciales tanto la energía como la voluntad para perseverar. " (El evangelio y la vida productiva, pag. 68)
Basándome en esas palabras, pienso en L. y toooooooooda la energía que tiene continuamente. Tiene deseos de aprender, de descubrir, de crecer... Como madre que soy, sé que es mi responsabilidad que ese deseo no merme cuando crezca y vaya al colegio. No quiero dejar la educación de mi hija (y futuros hijos) únicamente en manos del profesor que le toque; más bien quiero involucrarme todo lo que pueda en que mantenga esa energía y voluntad para perseverar y aprender.
Pues aquí está mi propuesta a todos los padres: que la
base de la educación, sea donde sea que estudien nuestros hijos, esté en
la familia. Que seamos capaces de incentivar a nuestros hijos para que
estudien, de exigirles nosotros mismos en base a sus capacidades, de
proporcionarles conocimiento en base a sus intereses, de motivarles para
que se preparen para el futuro.
Es una tarea ardua y difícil, pero creo que tendrá recompensas futuras para nuestros hijos (que podrán desenvolverse en este mundo tan duro) y para nosotros los padres (que estaremos tranquilos porque habremos hecho lo posible por ayudar a nuestros hijos).
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